CAPÍTULO III - LINAJE

           El resto del viaje transcurrió tranquilo, ni Olive ni Tim volvieron a hablar, se limitaban a escuchar una entrevista que realizaban en una emisora. Hablaban sobre el tiempo, decían que era uno de los veranos más calurosos de los últimos quince años y sobre algunos bosques que se habían incendiado. Tim ni si quiera prestaba atención, se limitaba a observar por la ventana absorto en sus pensamientos, todavía no lograba entender lo que había ocurrido en su última parada. Tenía mil preguntas para tía Olive, pero le pareció que en ese momento lo mejor que podía hacer era callar y que esas preguntas continuaran encerradas en su mente hasta nuevo aviso.
            Empezaba a oscurecer y tía Olive encendió las luces del coche. Hacía unas ocho horas que habían salido de la ciudad, y Tim se empezaba a cuestionar cuánto tiempo más tendría que aguantar en ese coche cuando Olive señaló un cartel que anunciaba la entrada a Narwarts.
-          ¿Ya hemos llegado? –Preguntó Tim esperanzado.
-          Aún no, pero no falta mucho.
Aquella respuesta llenó a Tim de alivio. Entraron en Narwarts, era un pequeño pueblo anclado en medio de la nada. La mayor parte de las casas eran antiguas, de piedra, con tejados angulosos y de casi todas salían algunas luces de sus ventanas. El pueblo estaba bastante vacío, tan solo vio un grupo de niños jugando en la calle y un par de señoras conversando.
Su tía giró a la derecha en un cruce y entró por un camino que se alejaba del pequeño pueblo, cada vez veía más vegetación, se podían ver en lo alto de algunas colinas luces que asomaban por las ventanas de algunas casas. Empezó a llover y Olive cerró las ventanas del coche, tras unos minutos por aquellos caminos llegaron a una entrada con una puerta de madera. Su tía se bajó del coche y la abrió, volvió a subirse al coche empapada y entraron en la finca. Tim podía apreciar a través de la oscuridad los prados y los bosques que tía Olive le había comentado y en lo alto de una ladera una casa del estilo de las que había visto por el camino, también era de piedra y con tejados angulosos, la diferencia principal era que tenía algunos árboles cercanos a la casa y que la mayoría de paredes de piedra estaban cubiertas de enredaderas, que bordeaban las ventanas y le conferían un aire a casa de cuento.
Olive aparcó el coche debajo de un algarrobo enorme que había muy próximo a la entrada de la casa.
-          Ya hemos llegado. –Dijo mientras apagaba el coche y le dirigía una sonrisa a Tim.
Ambos se bajaron del coche y fueron corriendo a refugiarse de la lluvia debajo del pequeño porche que había en la entrada de la casa. Olive sacó las llaves de su bolso, pero cuando iba a introducir la llave alguien abrió la puerta.
-          Os he visto llegar. Rápido, pasad, está lloviendo a cantaros. –Era tío Peter.
Entraron en la casa y su tío cerró la puerta. Éste miró a Tim.
-          ¿Cómo estás, Tim? –Le dijo sonriéndole y pasándole la mano por la cabeza. –Debes haber crecido veinte centímetros desde la última vez que te vi.
-          Eso dicen.
-          Qué bien huele, ¿Habéis preparado la cena? –Olive cerraba los ojos para aspirar ese olor a patatas que impregnaba la casa.
-          Estamos en ello, aunque no nos vendría mal un poco de ayuda.
Entonces alguien bajaba corriendo las escaleras, era Edd, el primo de Tim. Tenía un año más que él y era unos centímetros más alto. Era castaño, cómo su padre y tenía los ojos verdes como el resto de la familia.
-          ¡Tim! –Dijo Edd entusiasmado y le dio un abrazo a Tim. –Ya pensaba que no llegaríais hoy, ¿Por qué diablos habéis tardado tanto?
-          Esa lengua Edd. –Le regañó su padre.
-          Hemos salido tarde. –Le decía Olive. –Edd, avisa a tu hermano y ayudad a Tim a recoger las maletas del coche y llevadlas a su cuarto.
-          ¡Eso está hecho!
Sus tíos se fueron en dirección a la cocina y Edd volvió a subir corriendo las escaleras a la voz de “¡Mike! ¡Mike!”. Mike era el hermano mayor de Edd, al que Tim ya casi ni recordaba, ya que éste se solía saltar los pocos eventos en los que la familia se juntaba. Tras unos minutos Tim vio que Mike y Edd bajaban las escaleras.
-          Ya voy. ¡Edd! ¡Estate quieto! –Gritaba Mike mientras se intentaba poner una camiseta y Edd lo estiraba escaleras abajo tirando de ella.
La situación era del todo cómica, pensó Tim. Al final Mike consiguió deshacerse de Edd, ponerse la camiseta y bajar las escaleras sin morir en el intento.
-          ¡Hey Tim! ¿Cómo va eso? –Le dijo Mike dándole una palmada en el hombro.
-          Bien, ¿A ti?
-          Bien hasta qué éste cafre me ha tirado de la cama. –Y le dio una colleja.
-          Eso te pasa por dormir tanto. –Se reía Edd.
Mike era tres años mayor que Tim. Tenía los mismos ojos verdes que el resto de la familia, el pelo castaño igual que Edd y ya le había empezado a crecer la barba alrededor de los pómulos. La camiseta le quedaba apretada ya que tenía más masa muscular de lo que Tim lograba recordar.
-          Bueno, ¿Dónde están esas maletas? –Dijo Mike sonriendo y los tres se dirigieron al coche.
Corrieron bajo la lluvia, Mike abrió el maletero y le pasó una maleta a Edd y la mochila a Tim. Él cogió las dos maletas más grandes con una sola mano y cerró el maletero con la otra. Entraron en la casa y se dirigieron escaleras arriba, subieron hasta el segundo piso, dónde había una especie de descansillo con tres puertas, una de esas puertas daba a la habitación de Mike y la otra a la habitación de Edd. Entraron por la última. El nuevo cuarto de Tim era abuhardillado, tenía una cama doble en un rincón, estanterías llenas de libros en el otro y un escritorio al lado de un armario de caoba. Dejaron las maletas encima de la cama.
-          ¿Necesitas ayuda para guardar las cosas? –Preguntó Mike.
-          No, no hace falta.
-          En ese caso, os dejo. Tengo algunos trabajos que adelantar. –Y salió por la puerta.
-          Bueno, ¿Qué te parece? –Edd se tumbó en la cama entre el poco espacio que dejaban las maletas.
-          Está bien. –Dijo Tim sentándose en la silla de ruedas del escritorio y mirando el cuarto. –Me gusta.
-          No es gran cosa, la verdad, pero mi madre pensó que te haría ilusión usar la habitación de tu madre.
-          ¿Ésta era la habitación de mi madre? –Y esta vez miró a su alrededor con otros ojos.
-          Sí, cuando tu madre se fue decidieron mantenerla tal y cómo ella la dejó.
-          Vaya…
-          Vamos, deshagamos las maletas. –Edd ya se había levantado, había abierto la mochila dónde Tim llevaba sus nuevos libros y la miraba con escepticismo. –Dime que has traído más cosas a parte de libros. –Y rápidamente se puso a abrir el resto de maletas.
-          No seas tonto, claro.
-          Menos mal, por un momento he creído que tendría que compartir mi ropa contigo.
Tim se puso a reír y su primo lo acompañó. Tim abrió el armario para empezar a guardar las perchas y estaba completamente vacío.
-          No hay perchas. –Tim miró a su primo.
-          Me parece que mi madre te compró el otro día. Ahora vengo. –Se dirigía a la puerta cuando Tim lo hizo detenerse.
-          ¿Tu madre ya sabía que vendría?
-          Claro, hace semanas que nos dijo que vendrías. ¿Por qué?
-          Por nada, déjalo.
Edd salió de la habitación y Tim se quedó sólo con sus pensamientos. Ayer mismo tía Olive le había preguntado si Tim quería venir a pasar el verano a Narwarts cuando ellos ya sabían que vendría. ¿Y si Tim se hubiera negado a venir? No, no lo hubiera hecho. Recogió los libros que Edd había dejado desperdigados por la cama y se dispuso a colocarlos en algunos huecos que quedaban libres de la estantería. Guardó tres cuando se puso a observarlos. Su primo había dicho que la habitación estaba tal y cómo su madre la había dejado antes de irse, así que todos esos libros debieron pertenecer a ella. Se dio cuenta que no sólo tenía parecidos físicos con su madre, si no que ambos también compartían el placer por la lectura. Entre aquellos libros vio En el camino de Jack Kerouac, el libro preferido de su padre y que nunca le había dejado leer porque decía que no era para su edad y que no lo comprendería. Leyó la sinopsis, trataba sobre un grupo de amigos que atravesaban América, estaba basado en la vida real de su autor. Su padre ahora no podría evitar que lo leyera. Lo abrió y vio que la primera página estaba escrita a pluma.

Para Peter, porque algún día nosotros también recorreremos América al estilo de Dean Moriarty y Sal Paradise. “¡Hay que reducir el costo de la vida!”
Tu viejo amigo, Jason.

Lo había escrito su padre. El único Peter que Tim conocía era su tío, éste ejemplar se lo debió regalar su padre y por alguna razón acabó en la estantería de su madre.
-          ¡Aquí están! –Edd interrumpió el hilo de sus pensamientos. Entraba por la puerta con tres paquetes de perchas empaquetadas.
-          Ya era hora, me estaba empezando a aburrir. –Dijo un Tim sonriente.
Ambos se pusieron a guardar la ropa. Su primo guardaba algunas prendas en la cómoda y Tim colgaba otras en el armario. Cuando acabaron de ordenarlo todo, guardaron las maletas en el altillo del armario.
-          Oye Edd.
-          Dime. –Dijo éste tumbándose de nuevo en la cama.
-          ¿Tu padre y mi padre eran amigos?
-          ¡Ya lo creo! Papá siempre cuenta anécdotas de cuando eran jóvenes.
-          Vaya, no sabía nada.
En ese momento tía Olive los llamaba desde la planta baja para cenar, Edd salió corriendo al grito de “¡Al fin!” y Tim le siguió, aunque no tan frenéticamente. La puerta de la habitación de Mike estaba abierta y no había nadie dentro, ya debía haber bajado. Bajaron los dos tramos de escaleras, llegaron al recibidor, pasaron un pasillo y llegaron al comedor. Esa casa era tres veces más grande que la suya. Mike y Helen estaban poniendo la mesa cuando Edd y Tim entraron. Helen era la hermana pequeña de Mike y Edd, tenía dos años menos que él y uno menos que Tim. Tenía los típicos ojos verdes heredados por parte materna y, a diferencia de sus hermanos, también tenía el pelo rubio de su madre.
-          Hola Helen. –La saludo Tim sonriendo.
-          Hola. –Helen ni si quiera miró a Tim al responder, se sentó en la mesa mientras tío Peter servía la comida.
El resto también se sentaron, todos menos Olive que venía de la cocina con una bandeja llena de patatas bravas. Una vez la colocó en el centro de la mesa, también se sentó.
-          Bueno Tim, ¿Te ha gustado la habitación? –Dijo tío Peter mientras se servía un muslo de pollo.
-          Sí, me ha dicho Edd que era la de mi madre. –Respondió Tim y todos se quedaron callados.
-          ¿Ha pasado un ángel? –Era Edd mientras se echaba una cantidad excesiva de patatas bravas.
-          Edd, deja patatas para los demás. –Le regañó su madre y éste, resignado, volvió a dejar la mitad de la ración que se había servido.
Tim también se sirvió y empezó a comer. Se pasó el resto de la cena callado, escuchando lo que hablaban los demás. Por lo que le pareció entender, Mike, iba a empezar a trabajar de entrenador en una especie de escuela de pelea, o algo así, enseñando a los principiantes. Empezó a contar las clases que tenía previstas y unas llaves nuevas que había inventado, probándolas con Edd mientras éste se quejaba. A Tim se le atragantaba la comida cuando reía, no recordaba haberse reído tanto mientras cenaba.
Al final de la cena todos recogieron y Olive anunció que era la hora de ir a dormir. Helen no le había vuelto a dirigir la palabra a Tim durante el resto de la cena y así siguió después de ella. Edd se escaqueó un poco de recoger y se llevó a Tim para arriba.
-          Bueno Tim, me voy a acostar, estoy agotado. Buenas noches.
-          Buenas noches Edd.

Tim entró en su cuarto, se puso el pijama, cogió el libro de En el camino y se puso a leerlo tirado en la cama, pero también estaba cansado y a las tres o cuatro páginas se quedó dormido con el libro abierto sobre el pecho.

12 comentarios:

  1. Qué ganas tenía de seguir leyendo más sobre Tim!

    Me gusta la presentación de los tíos y primos de Tim aunque Helen... ¿Qué es lo que le pasa con Tim? Supongo que lo iremos descubriendo a lo largo de la historia, pero me gusta el buen rollito y no me ha pasado desapercibido lo de las "perchas" de tía Olive... ¿Serán poderes? ;)

    Sigue así!

    Un beso!

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    1. ¡Lo de las perchas, sí, son los superpoderes que poseen las madres! Jajaja
      En realidad es sólo una tontería mía que me hizo gracia :)
      En el próximo capítulo se desvelarán muchas cosas!

      Un besazo! :)

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  2. Interesante. Muy, muy interesante.
    Habrá que estar más atentos ahora
    que hay gente nueva en la historia.
    Saludos :)

    PS: Tu propuesta a mi también me encanta.
    Mi correo es balam_1996@hotmail.com por si quieres :)

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  3. Hola cielo el capitulo de hoy me gusto mucho, voy empezar a leerlos de nuevo con mas tiempo, pues escribes muy bien. Te deseo mucha suerte con su proyecto. xoxo

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    1. ¡Gracias Ludy!
      Me hace muy feliz que os gusten :)
      ¡En el próximo capítulo se desvelarán muchas cosas!

      Un besazo! :)

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  4. Javier, cuando puedas pásate por mi blog a recoger un premio :)

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  5. ¡Excelente! Me está encantando la historia de Tim.
    Tengo muchas ganas de saber qué pasará después.
    Un abrazo ^^

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    1. ¡Pues en el próximo capítulo se desvelan cosas importantes!
      Tengo muchas ganas de que lo leáis :)

      Un besazo!! (:

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  6. Tengo que reconocer que me esta enganchando bastante...

    Besos

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    1. ¡Gracias María!
      ¡Me encanta que os guste! ¡Me dais muchos ánimos! (:

      Un besazo (:

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  7. Wow, excelente capítulo :D, ya quiero leer el siguiente.
    Ya falta poco para el viernes.
    Saludos

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  8. Qué rara soy yo, he leído primero el último capitulo que has subido y ahora leeo este. Bueno que se le vamos a hacer...
    Me vuelve a enganchar y encantar este capítulo. Tiene muchos misterios, sobre todo Helen, y yo como soy muy curiosa, pues...seguro que la sigo leyendo.

    Besitos!

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