A Tim todavía le daba
vueltas la cabeza. Hacía tres horas que tía Olive había terminado su discurso,
Tim no dijo nada, simplemente permanecieron callados y ella tras unos minutos
se fue de la habitación sin decir nada. Los sentimientos se entremezclaban en
la mente de Tim, sentía incredulidad, aunque estaba seguro de que lo que tía
Olive había contado era verdad, ya que lo había sentido en sus propias carnes.
Sentía euforia, pero a la vez miedo y un poco de pánico. Se sentía fuerte y
débil al mismo tiempo. Permaneció inerte en el lecho durante horas, y no perdió
la consciencia hasta que las primeras luces del amanecer entraron por la
ventana.
Despertó cuando Edd le
zarandeó el cuerpo agarrándolo por los brazos.
-
¿Qué diablos ocurre? –Tim aún estaba
medio dormido.
-
¡Tim! ¿No es increíble?
-
¿No es increíble el qué?
-
No te hagas el tonto que mi madre nos ha
dicho que ya te lo ha contado. –Edd estaba eufórico.
-
Ah, bueno. Sí, es increíble.
-
¿Tienes ganas de florecer? –Su primo se
había sentado en la cama.
-
¿De flore... qué?
-
¡De florecer! –La sonrisa de Edd podría
alumbrar un campo de fútbol entero. Entonces Edd abrió la palma de su mano y
fijó la vista en ella. Tim pudo apreciar cómo a unos centímetros de su piel
empezaba a nacer una luz verde que se desvaneció de repente. –Ya sabes, de
cumplir los dieciséis y entrar en el Círculo.
-
No… no lo sé. –Dijo Tim con un gesto de
incredulidad en la cara, todavía alterado por lo que su primo acababa de hacer
y que para él había sido tan normal como respirar. –Eso del Círculo no me
transmite muy buenas vibraciones.
-
¡No digas tonterías! Lo del “Círculo” es
sólo un nombre, en realidad somos como una gran familia.
-
De la que yo no formo parte…
-
¡Claro que formas parte del Círculo!
¡Desde que naciste!
-
Puede ser, pero yo no he crecido
sabiendo de su existencia Edd. Se me ha estado ocultando… –“y me gustaría saber
por qué”, pensó Tim.
-
Quizás simplemente fue porque tu madre
mu… -Edd se percató de que Tim había empezado a poner mala cara. –Lo siento.
-
Da igual. –Pero la triste realidad es
que no era verdad. –Voy a ducharme.
Hay
pocas cosas tan reparadoras como una buena ducha de agua caliente, simplemente
te escondes bajo la alcachofa y parece que tus problemas desaparecen por el
desagüe. Tim nunca se había sentido normal en comparación al resto del mundo,
tampoco había tenido esa sensación de formar parte de algo y ahora se le
presentaba todo ante sus narices y no lograba asimilarlo. En tan sólo unos días
había visto cómo un árbol se doblaba para golpear a una persona y a Edd sacando
una especie de chispa de sus manos. Intentaba llevarlo todo con calma, pero es
duro callar al niño interior que tan sólo quiere preguntarlo todo.
Empezaba
a tener ganas de huir de allí, de volver con su padre y hacer cómo si nada de
toda ésta locura hubiera ocurrido. ¿Acaso su padre sabía algo del Círculo de la
Tierra? Y de ser así ¿Por qué decidió ocultárselo a Tim?
La
ducha duró más tiempo de lo normal, aunque menos de lo que habría deseado. Se
vistió y bajó las escaleras hasta la cocina, dónde estaban tía Olive y Helen.
-
Buenos días. –Dijo Tim educadamente.
-
Buenas tardes. –Le corrigió Helen. –Ya
es la hora de comer.
-
Helen… ves a poner la mesa. –Y Helen
salió de allí sin decir ni una sola palabra más. –Bueno Tim, ayer no dijiste nada,
¿No hay nada que quieras preguntarme respecto a lo que te conté? –De hecho
tenía mil preguntas deseando escaparse de sus labios, pero decidió ir a lo que
más le preocupaba.
-
¿Mi padre sabe algo sobre El Círculo de
la Tierra?
-
Si… Sí, claro. Tu padre estaba al tanto
cuando se casó con tu madre.
-
¿Y porque no me lo ha contado antes?
–Tim empezaba a sentirse furioso.
-
Esa pregunta no me corresponde
responderla a mí. Verás Tim, hay cosas que se nos escapan de las manos y que no
podemos decidir, cuando tu madre falleció tu padre tuvo que aprender a vivir
con su ausencia, y decidió alejarse de todo lo que tenía que ver con tu madre.
Hay veces que las personas necesitamos olvidar para curar nuestras heridas y tu
padre decidió mantenerse al margen y con ello se vio obligado a mantenerte a ti
alejado también.
-
¿Y no pudiste explicármelo tú antes? Es
decir, me he pasado toda mi vida viviendo una vida al margen de todo, mientras
en el colegio se metían conmigo y se burlaban de mí ¿Y ahora resulta que tengo
superpoderes y que podría haberlos convertido en ceniza a todos?
-
Tim, baja de las nubes, no eres Goku.
–Era Mike que entraba en la cocina haciendo saltar una especie de bola de
cristal con la mano. –Mamá, me parece que me encargaré yo de explicarle a Tim
el mundo Groundwer. –Entonces se volvió a dirigir a Tim. –Para empezar ésta
tarde te vienes conmigo al campamento.
Y
así fue. Después de comer Mike cogió una mochila y se dirigieron hacia el
bosque. Llevaban media hora caminando en silencio y Tim no pudo soportar más el
silencio.
-
Oye…
-
¿Sí? –Respondió Mike.
-
Según lo que me contó tu madre anoche,
dentro del Círculo hay muchos Grandeswars.
-
Groundwers. – Le corrigió Mike.
-
Lo que sea, ¿Y dónde están? ¿Viven entre
el resto de la gente? ¿Se hacen pasar por personas… normales?
-
Normales… ¿Quién decide que es normal y
qué no? –Mike suspiró, se desvió del camino para caminar por una senda más
estrecha y cubierta de maleza al rededor. Tim le siguió. –Lo “normal” es muy
subjetivo.
-
Ya sabes a lo que me refiero.
-
Sí, ya lo sé. Y respondiendo a tu
pregunta, cada Groundwer es libre de elegir dónde quiere vivir. Hay algunos que
intentan vivir entre el resto del mundo, cómo nosotros, pero es complicado.
-
¿Por qué es complicado?
-
Para nosotros no lo es tanto, es decir,
vivimos prácticamente en el bosque. No conozco a nadie del Círculo que viva en
una ciudad, sería cómo torturarse a uno mismo. –Mike se quedó ensimismado por
unos segundos hasta que se percató de que Tim lo miraba atentamente esperando a
que continuara. –Somos las criaturas de la naturaleza. –Continuó Mike. –Nuestra
Aura pertenece al bosque y no puedes
llevarte contigo algo que no es tuyo.
-
Pero Mike, –Empezó Tim. –yo he vivido en
una ciudad desde que tengo uso de razón.
-
A ti todavía no se te ha otorgado el Aura.
En
aquél momento Tim se percató de que la senda que recorrían desde hacía unos minutos acababa a tan sólo unos
metros, un gran muro de maleza salvaje se extendía ante sus ojos.
-
Creo que te has equivocado de camino.
–Dijo Tim al ver que Mike seguía caminando hacia los enormes matorrales.
-
¿Qué te hace pensar eso? –La voz de Mike
sonaba serena y en calma.
-
¿Por esa maraña de hiedra? ¿Quizás?
-
No es hiedra lo que ves, es Gloriosa.
–Mike se detuvo frente a las enredaderas. –La
Gloriosa para ser exactos, la entrada a los Nidos.
Uy,uy...esto se pone cada vez más interesante. Es verdad que hace falta alejarse de algunas cosas para que no recuerdes de aqulla persona. Pobre Tim.
ResponderEliminarEspero el siguente capítulo.
Un beso.
Hola!
ResponderEliminarAcabo de leer los 5 capítulos, y me han encantado todos.
¿No tienes pensado seguir con la historia?
Un beso.